Salvador Dalí, reconocido artista surrealista del siglo XX, trató diferentes disciplinas, la pintura, el dibujo, el grabado, la escultura y también el que se considera subgénero de esta, la medallística, creó colecciones de medallas como “La creación del cosmos” o “Los diez mandamientos”.

El surrealismo es un movimiento de vanguardia de principios de los años 20, en el cual los artistas influenciados por el psicoanálisis buscan mostrar la creatividad del inconsciente a través del arte y Dalí ve en este movimiento representada su personalidad. Como vemos en su obra, combina la figuración realista con la irrealidad, como si se tratara de un sueño, donde todo transcurre y va más allá de la realidad.

Esta colección la diseñó en 1976 y fue acuñada en plata. Representa cada uno de los 10 mandamientos y aunque se trata de una obra tardía, Dalí interpreta estos mandamientos con una iconografía que nos resulta muy familiar, puesto que lo ha empleado en otras obras gráficas y pictóricas anteriormente.

Dalí continúa manifestando su genialidad siendo fiel a su genio provocador, en el cual las figuras de animales fantásticos, el huevo, la muleta, los cuernos de rinoceronte, y los símbolos fálicos y la sexualidad continúan siendo protagonistas, a pesar de tratarse de una obra religiosa. Pero siempre con respeto, haciendo gala de su religiosidad.

Medallas de Dalí. 10 mandamientos.

Primer mandamiento: Amarás a Dios sobre todas las cosas

Anverso

En el lugar central del anverso de esta medalla, hacia el que fluye esta perspectiva, aparece una explosión atómica que genera una serie de formas amorfas en las que se dibujan cuernos de rinoceronte.

Así, en la medalla, la explosión atómica del último término se convierte en la nebulosa donde se graban los cuernos de rinoceronte en el primer plano.
Bajo esta nebulosa intuimos un minúsculo ser humano con los brazos abiertos y en alto. Esta posición recuerda a las primitivas figuritas de adorantes y, resulta muy adecuada al tema de la medalla.
Lo que realmente hace interesante esta colocación es la proyección de la larga sombra de la figura en forma de muleta.

Este ser humano de apariencia insignificante está convirtiéndose en muleta, para la más alta de las aristocracias decadentes del siglo XX: la idea de divinidad.

Reverso

En el centro de la medalla aparece un caracol antropomórfico coronado, sobre la firma de Dalí.

El caracol es una figura que Dalí utiliza en el retrato de dos personajes, Freud y Picasso, que admira por su inteligencia. La concha del caracol forma una espiral que Dalí también relaciona con la divinidad.

El caracol también es un elemento fálico que se relaciona con la masculinidad, como también evidencia la presencia en esos retratos, que en este reverso aparece relacionado con elementos femeninos como los pechos. La dualidad de lo masculino y lo femenino es una de las constantes de la obra de Dalí

Segundo mandamiento: No utilizarás el nombre de Dios en vano

Anverso

En esta medalla aparece un rostro de perfil que se parece al que aparece en la parte inferior derecha del Juego lúgubre, en este caso con la expresión del San Antonio de las Tentaciones.

De la boca sensualmente entreabierta salen cuernos de rinoceronte que como ya hemos dicho antes son símbolos de perfección.

Son una metáfora del nombre de Dios, dirigiéndose hacia el cielo. En pequeño, dibujado en el paisaje aparece un cuerno roto, símbolo de la mala utilización y la fragilidad de dicha perfección. El rostro de aspecto místico recuerda mucho a dos rostros de cuadros cuya temática es la iniciación a la sensualidad: El Gran Masturbador y el Monumento imperial a la mujer niña, ambos de 1929.

Podemos pensar que el artista representado por el rostro realiza una felación a la divinidad, haciendo aquí el papel redentor que el artista otorga a Gala en el Gran Masturbador. Podíamos leer la medalla como una metáfora de la creatividad del artista, castrada a veces como en el cuerno roto.

Reverso

Es una prolongación de los símbolos del anverso, en este caso, con una cabeza de la que sale un huracán, en forma de espiral, que es el espiral perfecto que Dalí considera a la forma de los cuernos de rinoceronte.

Tercer mandamiento: Santificarás las fiestas

Anverso

Una especie de pirámide escalonada, casi una escalinata gigante, tan solo nos deja ver al fondo un fragmento de paisaje donde aparece la silueta de un jinete, figura que aparece como imagen de triunfo en muchas obras del artista.

Una figura de carácter sacerdotal ofrece ante el templo una corona, y se ve reflejado en una sombra, en la que aparece un paisaje, similar al que se adivina en la medalla del primer mandamiento.

Reverso

Esta medalla nos presenta una composición muy daliniana: un hombre y un niño mirando una figura extraña en un paisaje desértico.

Las dos pequeñas figuras se pueden leer como la figura del maestro y el discípulo, el padre y el hijo al que se le muestra el gran principio caníbal de la naturaleza humana (remedando su obra Canibalismo en Otoño, del año 36).

Representa la dualidad de lo horrible y lo divino que tanto gusta a Dalí.

Cuarto mandamiento: Honrarás a tu padre y a tu madre

Anverso

Una figura femenina sin rostro, desnuda con los atributos femeninos claramente identificables, sostiene una palma del martirio de la iconografía cristiana clásica, coge la mano a una figura masculina también sin rostro que parece bendecir con la otra mano a una tercera figura.

La lectura convencional vendría a ser: un padre y una madre con el símbolo del martirio, que representa el sacrificio hecho por los hijos, y el hijo que es bendecido.

En el fondo aparece una pequeña figura arácnida, relacionada muy claramente con el mito de mujer fatal, tan común en la época, transfigurada en el insecto que devora el macho que utiliza para la reproducción.

La madre, con la palma del martirio, renuncia al hombre a favor del hijo que vive la contradicción que implica la temática del Guillermo Tell (muchos estudiosos vinculan la figura de Guillermo Tell al padre de Dalí, para el que el artista no era precisamente un modelo).

Reverso

Los Elefantes son los portadores del placer terrenal, de las tentaciones. Al dibujarlos con las patas delgadas y alargadas igual que muletas adquieren el equilibrio aristocrático, la fragilidad de una clase decadente.

Quinto mandamiento: No matarás

Anverso

El huevo es la vida, cualquier vida, dentro de la cual aparece un germen.

Este huevo está agrietado, se le ha construido una ventana que parece haber provocado las fisuras.

Que un objeto viva dentro de otro es una constante daliniana también. El germen es como la flor de la metamorfosis de Dalí. Es el nacimiento de un nuevo pensamiento encajonado dentro del huevo que se rompe. Este nuevo pensamiento es amenazado por una flecha sujetada por una aristocrática muleta, la sombra de la cual es un hombre asustado corriendo.

Es el miedo a lo nuevo quien lo mata.

Reverso

La perfección nacida del huevo se representa con unos cuernos de rinoceronte cuya forma de espiral incompleta colma la expectativa de perfección de Dalí en muchas de sus obras, son las ideas del artista como símbolo de la excelencia de una nueva metafísica.

Sexto mandamiento: No cometerás actos impuros

Anverso

Un falo escultórico aparece fragmentado, castrado, rodeado de hormigas, símbolo de la putrefacción, parecidas a las que encontramos en el Gran Masturbador.

Los testículos están formados por dos frutas que junto a las figuras de un hombre y una mujer desnudos, podían hacer referencia al pecado original.
La lectura es clara: la exaltación del valor sexual como si de un nuevo dios se tratara tiene consecuencias negativas, la castración.

Reverso

Aquí aparece la tantas veces nombrada corona de gotas de leche que durante un tiempo aparece sobre la firma de Dalí, pero con la diferencia de que aquí se representa con el símbolo de la cruz dándole un carácter de santidad.

Dalí se refiere a esta corona como la perfección construida a partir de salpicaduras de leche, que crean una figura geométrica perfecta parecida al monárquico armiño.
En esta medalla se contrapone la monumentalidad frágil del falo al poder místico de la gota de leche símbolo de la pureza infantil.

Séptimo mandamiento: No robarás

Anverso

La muletas, con su significado aristocrático, en esta ocasión formando una jaula que contiene una esfera luminosa entre sus barrotes, y hay una mano que intenta cogerla.
Al fondo, una enigmática figura, entre hombre e insecto, sentada sobre una roca.

Esta figura recuerda a una especie de pastor bíblico, al San Antonio de las tentaciones, que parece romperse a trozos. Detrás de esta figura aparece una especie de caracol de apariencia amenazante.

La mano intenta robar aquello que las muletas protegen, aquello que hace a algunos hombres especiales. Esos hombres especiales, aristocráticos artistas, se fragmentan como la figura del fondo frente a la racionalidad simbolizada por el caracol. Es la debilidad del artista aquello que lo convierte en genio usurpado por la racionalidad.

Reverso

El robo que se produce en el anverso de la medalla deja aquí la imagen de dos muletas sin nada que proteger soportándose una a la otra como de Dalí y Gala.

Octavo mandamiento: No mentirás

Anverso

Esta imagen recuerda mucho al anverso de la medalla del segundo mandamiento. Un rostro con la boca abierta situado de perfil a la derecha. Por la boca vuelve a salir un objeto de carácter evidentemente fálico, que se vuelve a dirigir hacia el cielo, a una nube, situada en la parte superior izquierda.
Pero a pesar de esta similitud en la composición las diferencias son evidentes. De la boca ya no sale la perfección de los cuernos del rinoceronte sino más bien un dragón similar al que San Jorge daba muerte, figura mítica que parece aludirse con el caballo de la parte inferior izquierda, que también es un símbolo de fuerza. Aquí también el dragón es lanceado.

Otra diferencia la encontramos en el rostro mismo. No es un rostro de éxtasis. Es el rostro de la culpabilidad que provoca el autoplacer que atormentaba al Dalí de los primeros tiempos. Toda la vanidad autocomplaciente del artista que se cree divinidad emana de la boca, sujetado por una muleta camino de herir a la divinidad que emana su luz desde la nube pero es frenada como ya hemos dicho antes por las lanzas.

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La pirámide construida para gloria de la divinidad en la segunda medalla aparece aquí perforada y en un estado ruinoso con un perfil romántico.

Noveno mandamiento: No desearás a la mujer del prójimo

Anverso

Aparece una mujer por duplicado, como en la Metamorfosis de Narciso aparece la dualidad. Estas mujeres sin rostro se mitifican a animales como por ejemplo en el cuadro Duermen, caballo y león invisibles (1930).
Cuando se niega el rostro se deshumaniza, se animaliza, se objetualiza, como ocurre en la medalla que hace referencia al cuarto mandamiento. La Femme fatal aquí aparece sometida a los deseos del artista, al deseo del artista de sentirse completo.
No es muy dura en este caso la penalización al pecador, ya que él sucumbe a la mujer del prójimo. Dalí es bastante benévolo consigo mismo.

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Si en el anverso aparece lo femenino sometido, el reverso es una exaltación de masculinidad, el rinoceronte con una cara de evidente deseo con el cuerno duplicado, en una especie de erección mística. En esta medalla se muestra el deseo masculino libre gracias al sometimiento de la parte femenina.

Décimo mandamiento: No codiciarás los bienes ajenos

Anverso

En un primer plano una construcción ecléctica que parece ser la pirámide que aparece en ocasiones anteriores adornada por una arquitectura ecléctica, que en muchos aspectos nos recuerda a la arquitectura modernista. Es una arquitectura sólida que se contrapone a una masa viscosa sujetada por muletas al fondo.

Esta masa viscosa en la mayoría de la obra de Dalí simboliza lo putrefacto y el paso del tiempo, debajo de ella, como el niño de los cuadros de Dalí, está el hombre que aquí ya no observa si no que intenta sujetarla con las muletas aristocráticas.

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El guerrero victorioso de las joyas de Dalí se torna en esta medalla en un ser decrepito, que parece decirnos que al triunfo terrenal lo mata el tiempo.

Bibliografía

Museo Enrique Giner

XIV Congreso Nacional de Numismática, Madrid 2011. Análisis iconográfico de las medallas Los diez mandamientos de Salvador Dalí. Teresa Casaus Gozalbo. Referencia Dialnet

Fundación Salvador Dalí